domingo, 10 de febrero de 2013

Ceremonias final enero 2013

  En estas ceremonias las anécdotas se mezclan, no tienen un hilo argumental, y su recuerdo ha quedado bastante más tenue que en otras ocasiones.
 Una que recuerdo es verme en una playa animado por la voz que siempre oigo a observar como una piedra (era un ejemplo cualquiera del universo) podía ser "un milagro" si se observaba con atención.
 Y claro yo, reticente al ejercicio. Reticente por decir a mi ejército interior de analizadores que se pongan a analizar...no se lo pierdan..."Una piedra". No, una piedra especial. La primera que encuentro.
 Y claro ya me imagino al ejército protestando, diciendo: Pues ya te lo digo ahora..."Una puta piedra". Y yo insisto, que no, que me han dicho que si la analizamos fijamente, en profundidad y con atención, descubrimos mil maravillas en ella.
 Y ellos lo hacen, refunfuñando..."A este se le va la olla. Ahora a pasar tiempo mirando una puta piedra, que vergüenza, espero que no nos vea nadie...".
 Total que aparece una parejita mayor, y me pregunta que hago tan absorto, y yo se lo cuento, y se van asustados.
 Y es que la imagen que doy diciendo con mi jeta, que ya es un poco de loco y que la parálisis facial no ayuda, que una voz me ha dicho que...
 Pensarían: "Jodé, espero que la voz no le diga que empiece a matar gente" y yo, "Que no, que mi voz sólo me dice cosas buenas".
 Pues en este gracioso desenlace termino lo que parecía que iba a ser un ejercicio espiritual.
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 Hay otro momento en el que pienso en la experiencia que hemos pasado varios, de sentir que te mueres, y atreverte a relajarte ante esa posibilidad.
 Qué sería para un hipocondríaco cuyo fobia es un profundo miedo a la muerte.
 Y es que... "cuando la muerte empieza a morderte el culo, te salen piernas hasta de los sobacos".
 Recordaba en documentales cuando la gacelita se ve ya capturada, se revuelve y ataca y a veces sorprende al guepardo y  a veces consigue escapar (por supuesto las menos de las veces).
 Esa lucha continua contra nuestros demonios, que son nuestros miedos, nos agotan todas nuestras energías.
 ¿Sabremos sacar el valor, de relajarnos, tumbarnos y dejar que esos demonios nos vayan devorando lentamente las piernas, que vayan subiendo...?
 Supongo que será el mayor de los terrores, pero es como un agujero negro del que sales transformado/a. Y cuando estás en el otro lado la pregunta es "Y ahora que voy a hacer con toda esta energía que me sobra".
 Pues averigua quién eres. ¿Y qué es lo que realmente TÚ quieres?.
 De entre todos los deseos de primera línea, que veía como personajes. El deseo de cumplir lo que nos venden en los anuncios, cine y tv.
 El deseo de cumplir lo que nuestros padres esperan de nosotros.
 El deseo de cumplir lo que nuestras parejas o hijos esperan de nosotros... Y buscar a ese último, al pobre que tiene de rodillas con orejas de burro, que ya nadie escucha.
 Me imaginaba a los otros personajes diciendo: "A ver que traigan al tonto ese, que preguntan por él". Pero ay, cuando el tonto hable, su voz resonará con tanta fuerza que todos los otros deseos que teníamos en primera línea empalidecerán y callarán. Pensarán, ¿pero qué coño andabamos buscando nosotros?.
 Entonces comprendes cuanta energía gastabas en evitar que ese demonio te alcanzase, y que además sabías que al final lo haría. Que solo retrasabas el proceso.
 Y pensé en que cada uno tenemos nuestros demonios.
 Por ejemplo. Evitamos el aburrimiento. Un demonio sencillo. "Ay, tengo que hacer algo, que me aburro"... Siéntate, relájate, observa el aburrimiento, deja que te devore, no pasa nada, no lo temas.
 O el miedo a la soledad. Lo mismo cuando más te duela la soledad, entrégate, renuncia a pelear, relájate, deja que te devore y observa su rostro.
 Y el miedo a envejecer??. El miedo a que ya no encontremos más propuestas amorosas-sexuales que las provinientes del IMSERSO.
 Observar que los jovencitos/as que antes te miraban ya no lo hacen y lo hacen vejestorios que antes ni se hubiesen atrevido por pensar que no tenían ninguna oportunidad.
 O peor que si intentas ligar con uno/a que te tienta te responda: "Sí, señor/a".
 Y venga cirugías, tintes para canas, y energía y energía gastada para retrasar lo inevitable.
 Pensaba que me dijesen, "Ya, para ti es fácil, antes te rechazaban por feo y ahora por viejo, casi sales ganando porque lo segundo es más digno".
 Pues sí, es verdad, para alguien que se he regocijado en los piropos, y los halagos a su belleza, perderla tiene que ser muy duro. Pero tirar la toalla, y cerrar una etapa tiene que ser un descanso...
 O al menos sólo ocuparnos de aquellas cuestiones de belleza que van paralelas con la salud.
 Pues sobre eso estuve pensando y sintiendo. Sobre el placer de relajarnos a el cambio, de rendirnos, y de simplemente existir y observar.
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 En otra fase de la ceremonia noté la fracción de mí que "Pretende ser", ingenioso, pretende por lo menos ser minimamente digno de deseo físico. Que pretende ser...interesante...
 Y luego la que simplemente "Es".
 Y hubo momentos en que la fracción que "Pretende ser" fue disminuyuendo. Observaba en qué cosas "pretendía ser" y las relajaba, y así poco a poco, hasta que la fracción que "Pretende ser"desapareció.
 Y ya sólo "Eres",entonces me puse en la postura del diamante, sin camisa, con los brazos totalmente hacia atrás y la cara hacia arriba y dejé fluir la sensación de "Sólo ser".
...¡Que puto gozadón!.
 

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