
Esta vez, además, no ha habido vómitos. Es decir, todo la ayahuasca que entró por la boca, me atravesó.
Parecerá una tontería, pero siempre tenía la pena de haber perdido parte de su magia. Pensaba: ¿Que % de la planta habré conseguido absorber?.
Esta vez fue el 100%, así que ya sé lo que es.
Me sentí bien desde el principio, muy agradable, aunque no consiguiese entrar en mi yo profundo, hasta casi el final de la sesión. Pero todo me parecía agradable, los cantos de Diego, sobre todo una música que toco con estas flautas tipo andino.
Así que me dediqué a mirar a la gente. Hubo cosas curiosas, como que Diego se levantase a donde uno, y le rociase la cara con un líquido, luego se metió el líquido en la boca y se le abrió la camisa y se lo roció por el pecho.
Pensé: ¿Habrá detectado que estaba en un mal rollo y le habrá sacado de él?.
Luego desayunando le pregunté (al rociado) y me dijo que sí. No fue una aseveración muy contundente, pero lo que quedó claro es que su participación fue positiva.
También era curioso unos movimientos que hace Frost con las manos y los brazos. A veces se inclina mucho pero permanece en equilibrio. Pensé: Eso me falta a mí, equilibrio.
Pero el show fue el de la chica de Frost. Su primera vez. Yo miro con mucha atención a los nuevos, me fascina ver que les pasará. Durante la primera toma, estaba impoluta, pero en cuanto tomo la 2ª dosis, le debió dar de las buenas.
Al principio fue un llanto de esos que te trae la abuelita, desde el fondo. Un río de llanto, que a mí me arrastraba. Frost que estaba a su lado no se inmutó. Eso es lo que hay que hacer, pero yo no sé si podría.
Y luego vinieron las risas. Supongo que al resto le molestaba, interrumpía su sesión, pero para mí resultaba muy divertido, sobre todo cuando Diego se acercó a orientarle, con ese sonajero de apariencia mística y ella se empezó a reir más y más.
La verdad es que la imagen era "pascojonarse". Yo desde luego lo hice, pero mucho más discretamente que ella.
Y poco a poco fui entrando en mis pensamientos, casi al final, y cuando la sesión acabó, yo me quedé tumbado, sólo con mi ayahuasca dentro enterita. Tan a gusto en mi saco de "a bajo cero", recién comprado.
Los pensamientos esta vez son imposibles de contar de una vez. Pero me gustó una historia de las muchas que pensé, que es lo primero que quería contar. La historia de "El impresentable".
El impresentable
La situación comienza en medio de la calle, en ese momento me encuentro a alguien cuyo interior conozco, y con quién me veo en la desagradable obligación de cruzar un par de palabras porque él me ha saludado y mi educación no me permite dejar con el saludo en la boca a nadie.
Justo en ese momento, aparece una amiga, a quién quiero y aprecio, y parece interesada en saber quién es aquel tipo que habla conmigo. Entendiendo su gesto y que ella me insta a la presentación del tipo en cuestión le digo:
¿Que quieres que te lo presente?. El tipo mira encantado de ser presentada a una chica joven.
¿Que quieres que te lo presente?. El tipo mira encantado de ser presentada a una chica joven.
Y le digo: "Es que no puedo. No puedo, porque es un impresentable"
Por supuesto ambos se quedan estupefactos. Ella pensando, ¿Quién será este con quién tiene tanta confianza para pegarle semejante vacile?. Y él totalmente descolocado. Sobre todo porque él sí sabe que es un impresentable, pero cree que nadie sabe eso, y menos yo, que apenas le conozco.
Viendo que mi amiga piensa que es broma, le insisto.:
"Que no es broma, que de verdad es un impresentable, que es que no te lo puedo "de presentar"".
"Mira, voy a hacer una cosa, yo te voy a contar quién es este tipo y luego tú decides si quieres que te lo presente o no".
Y comienzo la historia del tipo:
Quién aquí ves tenía una esposa que le quería y aceptaba a pesar de lo que iba descubriendo, sobre todo por amor a su hija, a quién quería dar la estabilidad de un entorno familiar seguro.
Él, instado por una de sus muchas amantes, decidió abandonarla. Más por el hecho de que el estupendo aspecto de la amante, le confería el aspecto de triunfador social que él deseaba, que por que se sintiese algo profundo por la amante.
Pero, en este cambio, había una elemento que quería para si mismo, su hija.
No sólo por que era lo único que le importaba algo, ni por el hecho de poder quedarse con la casa familiar y disminuir mucho la pensión que tuviese que pasarle a ella. Sino, sobre todo, para que la sociedad sintiese que "Él era el bueno de la historia si la hija se quedaba con él".
Así que un día, cogió a su hija a solas, y le dijo que podría contarle un secreto muy grande si no lo contaba a nadie. Ni a su madre, ni a la amante, ni a nadie. Jugó con esa honestidad que tienen los niños para envenenarla.
Entonces le dijo, que ella era adoptada, que su verdadera madre era la amante que por haberla tenido siendo una cría no pudo quedarse con ella, y que ellos la adoptaron.
No se lo dijo a la amante sobre todo por pensar que no fuese tan retorcida como él y temer que no le secundase.
De todas formas la amante estaba encantada con la nueva devoción que ahora le dispensaba la niña, y correspondió con ilusión al papel de la nueva madre.
Mientra tanto, la esposa se quedó, sóla, fuera de su casa, sin su marido, y sin su hija. Pero sobre todo sin saber qué había hecho para que su hija la dejase de lado, y estuviera tan unida a la amante cuyo nombre había pasado de ser "esa" al suyo, y que ahora pronuciaba con frecuencia y admiración.
La gracia de esta historia es imaginarla en medio de la calle, y viendo cómo él se va quedando blanco y pequeñito, mientras cuento el secreto que pensaba nadie conocía.
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Esta historia se me revelaba como un ejemplo de maldad muy planeada. A diferencia de esa que se te escapa sin querer, que te relajas y zas, la cagas.
En esos momentos que uno cruza esa frontera, tu alma te pregunta: ¿Estás seguro de que quieres hacer esto?. Hasta ahora te has cargado todo tu alrededor, has maleado la relación con familia, amigos, esposa e hija, pero si cruzas esta frontera, ni siquiera podrás refugiarte en tí.
Y él dice: "Si funciona, me da igual".
Lo curioso fue que esta historia fruto sólo de mi imaginación ayahuasquera, es muy posible que ya se haya dado en este planeta. Y quizás incluso en este país. Sólo por una cuestión probabilística.
Y lo que más me inquietaba es: ¿Cómo se puede vivir en la piel de ese tipo?.
Creo que si tuviese el valor de entrar en el lodazal de su alma, que no tengo, y tratase de explicar sus últimas razones, no podría.
Esta bien, pero me sabe a poco.
ResponderEliminarVeo que vas aprendiendo y te proteges del frio
Ya contaras mas, que pasó con la madrecita