Mi primera vez con Diego y este grupo.
Empiezo por la segunda porque la mayoría ya conoce lo que sucedió la primera vez. Pero más tarde o más temprano escribiré sobre mi primera vez.
Lo primero que destacaba nada más llegar a mi destino (Urbanización mountanya o algo así, cerca de Vic, ahí estaba la casa de Cruyff) me resultó extraño la alegría y efusividad con la que todos se daban un abrazo. Irantzu (la amiga que me ha descubierto a este grupo), me riñó un poco por no leerme todas las cosas que manda sobre la ayahuasca (es que manda mucho), y yo sólo me leí el resumen de normas generales. Ahí no me venía nada de lo que me decía faltarme, saco y cojines.
Curiosamente llevaba la mochila llena de cerveza y ginebra para ir tras la ceremonia a casa de mi amigo Paco bien pertrechado.
Bueno, pues llegamos a la casita, y más abrazos efusivos con nueva gente. Tuve tiempo de charlar con alguno. Gente de todo tipo.
Me interesó un padre de familia, alto, y con pinta conservadora. Se organizaba una minicharla con uno, luego con otro, unos en el salón, otros en el jardín (con hamacas, piscina y campo de tenis).
Al final apareció la organizadora y nos dice que no hay habitaciones para todos, que alguno va a tener que dormir in the fucking floor. Por orden de preferencia, los primeros inscritos (yo ahí no andaba mal), y los que se quedaban dos noches (ahí si la cago, fijo que me toca suelo...así fue).
Me entero de dos noticias curiosas, la primera: La hermana de Diego está allí. Y la segunda...¡¡Es de Castellón!!. Así que Diego, es de Castellón. ¡Cagate lorito!, tengo yo feeling con los castellonenses.
Con la gente al principio hay química o no. Y luego eso puede cambiar o no.
Con la hermana de Diego, noté que no le gustaba. A mí me hizo gracia que me dijese que mi atuendo se lo había copiado a los Pecos (jeje, graciosilla ella. La verdad es que me hizo gracia).
Luego la cagué más con ella cuando le dije que me llamo José como el cornudo... Eso de que me meta con la "sagrada familia", no pareció gustarle mucho.
Nos empezamos a cambiar todos de ropa y nos pusimos la que nos dijeron que era adecuada para la ceremonia (Se dice a modo de sugerencia, pero todos la seguimos), ropa blanca.
El sitio estaba muy organizado. Nada de una bolsa cutre como con Julián (el anteriór "chamán") para el vómito, sino una bolsa en un cubito pequeño, con botellitas de agua individuales y paquetes de cleenex.
Una sala grande con colchonetas de gimnasia, manta y cojín para cada uno.
En el centro una vela.
A un lado, como jesucristo y los apóstoles Diego con una túnica.
La ayahuasca la prepara de uno a uno, de una manera muy ceremoniosa. Cada uno se levanta y va donde él. Cuando me dí cuenta ya habían pasado 3 y estaba ya el anterior a mí. Vi que se ponía de rodillas, pero bueno, supuse que sería una pose cualquiera para estar a la altura de diego que estaba sentado en esta postura de yoga que cruza las piernas.
Yo, que no sabía nada me puse en la misma postura que él. Y luego comprobé que "todos" se ponían de rodillas, y pensé: "Seguro que ya he dado la nota".
El vaso en el que tomas la ayahuasca es un vaso de metal muy bonito y acorde con la liturgia. nada que ver con el cutre vaso de plástico de Julián, y un ¡Hala!, arriba, abajo, al centro y "pa" dentro.
La ayahuasca no se parecía nada a la que preparaba Julián. La de Julián era totalmente líquida, lo que favorecía una ingestión con un mínimo de percepción por la papilas gustativas, cosas que aseguro, es de agradecer.
Esta era como una melaza, y si el sabor no es tan horrible (en esa escala de horribles, hay poca diferencia), su textura de melaza se te quedaba pegada a todos los lugares de la boca, y su sabor persistía de una manera que te hacía temer lo peor, vamos, que según entraba, saliese.
Con concentración y esfuerzo conseguí que se quedara dentro.
Cuando hubimos acabado todos, Diego se tomó un momento, 15 minutos quizás, y empezó con la música.
Aquí la diferencia es muy clara entre las dos veces. Julián pone música y hace esas paradas, esos silencios requeridos en la ceremonia con un ordenador.
Mientras que Diego, canta y toca algún instrumento.
Irantzu dice que lo hace bien, claro, en ese estado vas a juzgar. Te pongo Rafael en ese momento y te parece bueno.
Bueno, pues ya estábamos en marcha, cerré los ojos y empecé a pensar.
En ningún momento hubo nada ni remotamente parecido a la primera vez, nada excesivamente sorprendente, ni una voz clara, ni todo ese despliegue de poder mental, nada de eso.
Sólo un díalogo con alguien, a dos voces que parecía afinar más, pero sin la claridad y rotundidad que tuve la primera vez.
De todas formas, en la primera parte de esta experiencia, sí me vinieron muchas ideas a mi cabeza.
Aquí le llaman "la madrecita", en vez de "la abuelita" a esa voz. Bueno, pues seguiré la nomenclatura de mi nuevo grupo. La voz de la madrecita, era sabia e inquisitiva, pero carecía de contundencia y rotundidad. Si no fuese por el contenido, podrías pensar, que eres tú mismo. Vamos siempre es uno mismo, pero podías ser tú mismo sin alterar.
Recuerdo que empezó por recordarme lo de la vez anterior, me dijo que me puso nombre ( "el orejotas" ) para que lo llevara con orgullo, pero yo sigo insistiendo en ridiculizarme siempre, incluso de esto, cómo si así ya estuviese protegido de que alguien me lo dijera... ("Ya me lo he dicho yo antes").
También empezó a hablarme de "mis olvidos", decía, sí, sí,: "José y sus olvidos", ironizando con que tengo un mecanismo para olvidarme de lo que me interesa.
Y yo le decía, pero de verdad que me olvido, es decir: "No lo recordaba".
Entonces me dijo que si yo no podía ver por mi mismo el mecanismo que utilizo para hacer eso. Le dije que no, de verdad, de la buena. Y le dije que me lo mostrase ella.
De acuerdo dijo, pero te va a doler, te va a doler como no te ha dolido antes.
Y me dijo, y por eso no quieres sufrir, porque crees que no estás preparado para soportar el dolor, y sí, lo estás, para soportarlo, sentirlo y "Comprenderlo" (no me refiero al dolor ajeno, sino a mirar tan atentamente el dolor propio, que veas cómo altera una a una las fibras de tu ser).
Y yo más chulo que un ocho (y totalmente acojonado por dentro), dije, "Venga, no soy un perrito, pues a veces un perro necesita un tortazo para reaccionar, dame un buen tortazo).
Para los que no hayan estado en este trance, retar a eso a la madrecita, es echarle unos huevos....¡¡Como el caballo de Espartero!!.
Así que ahí estaba yo, preparado para comprender una gran lección, preparado para sufrir como nunca antes... y de pronto: ¡Plop!, me desaparece todo efecto, abro los ojos, y estoy como si nada, los cierro otra vez y lo mismo... Mierda, mierda, mierda.
Otra vez igual.
Y ahora parecía que mucho antes, y sin nada fantástico por medio.
Me dolía la espalda, tenía un sueño que me moría, estaba helado, ¡¡¿¿Qué coño pinto aquí??!!.
Sin el efecto de la ayahuasca todo ese tinglado es lo más absurdo del mundo.
Parecemos el escuadrón de pintores, que han dejado el curro, para hacer el gilipollas alrededor de una vela.
Y yo con este sueño. Y no me deja tumbarme...voy a ver si no se da cuenta... y de pronto "A ver... no te tumbes".
Hostias, y parece que está distraido con las canciones.
Jodé que sueño, y el tipo este de la guitarrita no calla, que mierda, se me está haciendo eterno, esto es un fracaso. Para una vez que siento algún lugar como mío, y me cierran la puerta en las narices.
(ahora recuerdo que la madrecita me dijo, que era yo quién le expulsaba a ella).
Bueno, pues sea como fuere el resultado es el mismo.
Hubo canciones (malas), hubo silencios (que yo esperaba que fuesen los últimos y no lo fueron) y hubo frío, soledad, tristeza, y sobre todo algo que hacía mucho que no sentía: Sufrimiento.
Me sentí, no solo "Como el burro amarrado a la puerta del baile" sino que además afuera nevaba, me habían colocado un fardo de objetos puntiagudos, y un pesado tocaba un instrumento pensando que lo hacía bien, y yo no podía decirle que estaba en un error.
Cuando Diego dijo que habíamos acabado me tumbé inmediatamente, me tapé con todo lo que podía y me acurruqué en postura fetal, feliz porque había acabado esa tortura.
Tras acabar, cada uno hizo cosas diferentes, algunos subieron a comer, otros a dormir, otros organizaron una tertulia que me impidió dormir varias horas, y otro, se quedó tieso como un palo, tal y como estuvo toda la sesión, varias horas tras acabar. Flipante.
Entonces se me acercó una de las mujeres y me pregunté que tal, le conté y le dije que tenía frío, me tapó con más mantas, me hizo una carantoña...Me sentí cuidado, y lo necesitaba muchísimo.
Viendo que la tertulia se alargaba, me levanté a por los tapones de los oídos, y con ellos no oía la tertulia, pero tampoco dormí mucho. No me importó, sólo quería no tener frío, ni cansancio.
En un momento de la noche, también apareció Irantzu para interesarse por mí. Yo le volví a contar mi fracaso. También me sentí cuidado por ella. Hasta me dejó una mantita de lana que tenía, y que me vino muy bien. Desde luego no me sobraba nada de ropa.
...........
Por la mañana lo primero, una ducha, ropa limpia, y subimos al salón donde teníamos preparado un variado desayuno. Una sopita de arroz me vino de maravilla. Y poco más.
Poco a poco fuimos subiendo, hablando de manera amigable y distendida.
Hablé mucho con el que se quedó tieso como un palo. Alguien que parecía estar en paz consigo mismo. Es un chico con buena facha, atractivo, de Orozko, vamos, casi de Bilbao. Consigue una concentración absoluta con la respiración, y parece que eso le permite dirigir a la madrecita donde él quiere, y da pasos pequeños. Aquí casi todos hacen eso. Por eso necesitan toda una vida de sesiones.
Por fin llegó el momento de cerrar la sesión. Eso consiste en ponernos todos en círculo y hablar, contar al menos algo de lo sucedido.
Yo tenía muchísimo interés en todos, pero especialmente en dos jovencitas de veintipocos, a las que yo presuponía una falta de preparación obvia para lo que se iban a encontrar de sopetón.
La francesita (había 3 franceses y un inglés), una preciosidad de esas que estarías mirando una eternidad sin cansarte, estaba la pobre desencajada. Lógico.
La pobre nos contó, traducida por Tristán (un maño que me gustó desde el primer momento que le vi) que había visto la muerte y el infierno, y había conseguido sobrevivir agarrándose al amor de su madre. Tenía otra sesión pagada, pero se fueron sin hacerla.
Esa es otra diferencia que he olvidado mencionar. Todos me dijeron que lo adecuado es hacer viernes y sábado, dos sesiones, dos tomas. Pero por un lado el precio se duplica, de 150 a 300€, y por otro, tenía muchas ganas de ver a mis amigo Paco y familia.
Y luego estaba la otra castellonense, de Onda, para más señas. Más ancha que larga, yo no daba crédito, como los bancos. Y empezó a hablar. "Pues nada, la madrecita me ha llevado a las cloacas, las he visto, y he dicho, bueno, pues habrá que limpiar esto, ¿por donde empiezo?, pues por aquí", y se puso el mono de trabajo, y hala, a limpiar una pequeña zona (que hay mucho curro) de las cloacas, como tan graciosa y críticamente ella las denominó.
Luego todos dijeron algo, algunos no querían hablar, pero se esforzaron en al menos mostrar un apunte, y fue para mí muy enriquecedor al menos oír ese apunte con el que me hice una idea.
Tristán (el maño) dijo algo, justo al contrario de lo que a mí me había dicho la madrecita, cosa que ahora recuerdo, y cuento desordenadamente (vaya mierda de redacción).
A mí la madrecita me dijo que mi falta de concentración había sido la causa de que mi transmisión de sus palabras fuese pobre y sin fuerza, y esa era la razón por la que nadie había acudido a su llamada, cosa que por otra parte a mí me extrañaba muchísimo.
Esa me decía la madrecita que era el principio de mis olvidos: "No presto atención a la mayoría de las cosas", concentro mi atención en las películas y el ajedrez, y las conversaciones con "Mis amigos" y al resto, no le presto atención.
Bueno pues a Tristán le dijo lo contrario. Él estaba preocupado de no acordarse de todo lo que le decía, y la madrecita le dijo que se relajase y lo viviese, sin preocuparse de si lo iba a recordar o no, que ese no era su cometido. Su cometido era vivirlo.
-----------
Al final Diego habló, sentí cosas de las que decía para mí, otras no, pero pensé que a otros les vendría bien.
Luego nos despedimos, y me sentí muy a gusto dando un abrazo tanto a hombres como a mujeres.
Incluso le dí un abrazo a la hermana de Diego, con quien no tuve química ni al final, pero no pasó nada, le di un abrazo de corazón, yo sentí que ella pensaría: "No me lo creo, aunque hayas hablado bien, con esa cara no puedes tener un interior limpio", o puede que nada parecido, no sé. Pero ni un atisbo de rencor, malestar o desasosiego por el desencuentro.
Bajé al tren con los tres franceses en su coche, me despedí con cariño de ellos y la francesita preciosa añadió al abrazo dos besitos que me hicieron dudar si irme a Francia en vez de a Barcelona.
El viaje en tren de Vic a Barcelona, estuvo lleno de paz y sentimientos muy, muy interesantes.
Tenía razón la hermana de Diego, luego te das cuenta de que aunque no hayas entrando en trance la experiencia no es tan estéril como piensas en un principio.
Empiezo por la segunda porque la mayoría ya conoce lo que sucedió la primera vez. Pero más tarde o más temprano escribiré sobre mi primera vez.
Lo primero que destacaba nada más llegar a mi destino (Urbanización mountanya o algo así, cerca de Vic, ahí estaba la casa de Cruyff) me resultó extraño la alegría y efusividad con la que todos se daban un abrazo. Irantzu (la amiga que me ha descubierto a este grupo), me riñó un poco por no leerme todas las cosas que manda sobre la ayahuasca (es que manda mucho), y yo sólo me leí el resumen de normas generales. Ahí no me venía nada de lo que me decía faltarme, saco y cojines.
Curiosamente llevaba la mochila llena de cerveza y ginebra para ir tras la ceremonia a casa de mi amigo Paco bien pertrechado.
Bueno, pues llegamos a la casita, y más abrazos efusivos con nueva gente. Tuve tiempo de charlar con alguno. Gente de todo tipo.
Me interesó un padre de familia, alto, y con pinta conservadora. Se organizaba una minicharla con uno, luego con otro, unos en el salón, otros en el jardín (con hamacas, piscina y campo de tenis).
Al final apareció la organizadora y nos dice que no hay habitaciones para todos, que alguno va a tener que dormir in the fucking floor. Por orden de preferencia, los primeros inscritos (yo ahí no andaba mal), y los que se quedaban dos noches (ahí si la cago, fijo que me toca suelo...así fue).
Me entero de dos noticias curiosas, la primera: La hermana de Diego está allí. Y la segunda...¡¡Es de Castellón!!. Así que Diego, es de Castellón. ¡Cagate lorito!, tengo yo feeling con los castellonenses.
Con la gente al principio hay química o no. Y luego eso puede cambiar o no.
Con la hermana de Diego, noté que no le gustaba. A mí me hizo gracia que me dijese que mi atuendo se lo había copiado a los Pecos (jeje, graciosilla ella. La verdad es que me hizo gracia).
Luego la cagué más con ella cuando le dije que me llamo José como el cornudo... Eso de que me meta con la "sagrada familia", no pareció gustarle mucho.
Nos empezamos a cambiar todos de ropa y nos pusimos la que nos dijeron que era adecuada para la ceremonia (Se dice a modo de sugerencia, pero todos la seguimos), ropa blanca.
El sitio estaba muy organizado. Nada de una bolsa cutre como con Julián (el anteriór "chamán") para el vómito, sino una bolsa en un cubito pequeño, con botellitas de agua individuales y paquetes de cleenex.
Una sala grande con colchonetas de gimnasia, manta y cojín para cada uno.
En el centro una vela.
A un lado, como jesucristo y los apóstoles Diego con una túnica.
La ayahuasca la prepara de uno a uno, de una manera muy ceremoniosa. Cada uno se levanta y va donde él. Cuando me dí cuenta ya habían pasado 3 y estaba ya el anterior a mí. Vi que se ponía de rodillas, pero bueno, supuse que sería una pose cualquiera para estar a la altura de diego que estaba sentado en esta postura de yoga que cruza las piernas.
Yo, que no sabía nada me puse en la misma postura que él. Y luego comprobé que "todos" se ponían de rodillas, y pensé: "Seguro que ya he dado la nota".
El vaso en el que tomas la ayahuasca es un vaso de metal muy bonito y acorde con la liturgia. nada que ver con el cutre vaso de plástico de Julián, y un ¡Hala!, arriba, abajo, al centro y "pa" dentro.
La ayahuasca no se parecía nada a la que preparaba Julián. La de Julián era totalmente líquida, lo que favorecía una ingestión con un mínimo de percepción por la papilas gustativas, cosas que aseguro, es de agradecer.
Esta era como una melaza, y si el sabor no es tan horrible (en esa escala de horribles, hay poca diferencia), su textura de melaza se te quedaba pegada a todos los lugares de la boca, y su sabor persistía de una manera que te hacía temer lo peor, vamos, que según entraba, saliese.
Con concentración y esfuerzo conseguí que se quedara dentro.
Cuando hubimos acabado todos, Diego se tomó un momento, 15 minutos quizás, y empezó con la música.
Aquí la diferencia es muy clara entre las dos veces. Julián pone música y hace esas paradas, esos silencios requeridos en la ceremonia con un ordenador.
Mientras que Diego, canta y toca algún instrumento.
Irantzu dice que lo hace bien, claro, en ese estado vas a juzgar. Te pongo Rafael en ese momento y te parece bueno.
Bueno, pues ya estábamos en marcha, cerré los ojos y empecé a pensar.
En ningún momento hubo nada ni remotamente parecido a la primera vez, nada excesivamente sorprendente, ni una voz clara, ni todo ese despliegue de poder mental, nada de eso.
Sólo un díalogo con alguien, a dos voces que parecía afinar más, pero sin la claridad y rotundidad que tuve la primera vez.
De todas formas, en la primera parte de esta experiencia, sí me vinieron muchas ideas a mi cabeza.
Aquí le llaman "la madrecita", en vez de "la abuelita" a esa voz. Bueno, pues seguiré la nomenclatura de mi nuevo grupo. La voz de la madrecita, era sabia e inquisitiva, pero carecía de contundencia y rotundidad. Si no fuese por el contenido, podrías pensar, que eres tú mismo. Vamos siempre es uno mismo, pero podías ser tú mismo sin alterar.
Recuerdo que empezó por recordarme lo de la vez anterior, me dijo que me puso nombre ( "el orejotas" ) para que lo llevara con orgullo, pero yo sigo insistiendo en ridiculizarme siempre, incluso de esto, cómo si así ya estuviese protegido de que alguien me lo dijera... ("Ya me lo he dicho yo antes").
También empezó a hablarme de "mis olvidos", decía, sí, sí,: "José y sus olvidos", ironizando con que tengo un mecanismo para olvidarme de lo que me interesa.
Y yo le decía, pero de verdad que me olvido, es decir: "No lo recordaba".
Entonces me dijo que si yo no podía ver por mi mismo el mecanismo que utilizo para hacer eso. Le dije que no, de verdad, de la buena. Y le dije que me lo mostrase ella.
De acuerdo dijo, pero te va a doler, te va a doler como no te ha dolido antes.
Y me dijo, y por eso no quieres sufrir, porque crees que no estás preparado para soportar el dolor, y sí, lo estás, para soportarlo, sentirlo y "Comprenderlo" (no me refiero al dolor ajeno, sino a mirar tan atentamente el dolor propio, que veas cómo altera una a una las fibras de tu ser).
Y yo más chulo que un ocho (y totalmente acojonado por dentro), dije, "Venga, no soy un perrito, pues a veces un perro necesita un tortazo para reaccionar, dame un buen tortazo).
Para los que no hayan estado en este trance, retar a eso a la madrecita, es echarle unos huevos....¡¡Como el caballo de Espartero!!.
Así que ahí estaba yo, preparado para comprender una gran lección, preparado para sufrir como nunca antes... y de pronto: ¡Plop!, me desaparece todo efecto, abro los ojos, y estoy como si nada, los cierro otra vez y lo mismo... Mierda, mierda, mierda.
Otra vez igual.
Y ahora parecía que mucho antes, y sin nada fantástico por medio.
Me dolía la espalda, tenía un sueño que me moría, estaba helado, ¡¡¿¿Qué coño pinto aquí??!!.
Sin el efecto de la ayahuasca todo ese tinglado es lo más absurdo del mundo.
Parecemos el escuadrón de pintores, que han dejado el curro, para hacer el gilipollas alrededor de una vela.
Y yo con este sueño. Y no me deja tumbarme...voy a ver si no se da cuenta... y de pronto "A ver... no te tumbes".
Hostias, y parece que está distraido con las canciones.
Jodé que sueño, y el tipo este de la guitarrita no calla, que mierda, se me está haciendo eterno, esto es un fracaso. Para una vez que siento algún lugar como mío, y me cierran la puerta en las narices.
(ahora recuerdo que la madrecita me dijo, que era yo quién le expulsaba a ella).
Bueno, pues sea como fuere el resultado es el mismo.
Hubo canciones (malas), hubo silencios (que yo esperaba que fuesen los últimos y no lo fueron) y hubo frío, soledad, tristeza, y sobre todo algo que hacía mucho que no sentía: Sufrimiento.
Me sentí, no solo "Como el burro amarrado a la puerta del baile" sino que además afuera nevaba, me habían colocado un fardo de objetos puntiagudos, y un pesado tocaba un instrumento pensando que lo hacía bien, y yo no podía decirle que estaba en un error.
Cuando Diego dijo que habíamos acabado me tumbé inmediatamente, me tapé con todo lo que podía y me acurruqué en postura fetal, feliz porque había acabado esa tortura.
Tras acabar, cada uno hizo cosas diferentes, algunos subieron a comer, otros a dormir, otros organizaron una tertulia que me impidió dormir varias horas, y otro, se quedó tieso como un palo, tal y como estuvo toda la sesión, varias horas tras acabar. Flipante.
Entonces se me acercó una de las mujeres y me pregunté que tal, le conté y le dije que tenía frío, me tapó con más mantas, me hizo una carantoña...Me sentí cuidado, y lo necesitaba muchísimo.
Viendo que la tertulia se alargaba, me levanté a por los tapones de los oídos, y con ellos no oía la tertulia, pero tampoco dormí mucho. No me importó, sólo quería no tener frío, ni cansancio.
En un momento de la noche, también apareció Irantzu para interesarse por mí. Yo le volví a contar mi fracaso. También me sentí cuidado por ella. Hasta me dejó una mantita de lana que tenía, y que me vino muy bien. Desde luego no me sobraba nada de ropa.
...........
Por la mañana lo primero, una ducha, ropa limpia, y subimos al salón donde teníamos preparado un variado desayuno. Una sopita de arroz me vino de maravilla. Y poco más.
Poco a poco fuimos subiendo, hablando de manera amigable y distendida.
Hablé mucho con el que se quedó tieso como un palo. Alguien que parecía estar en paz consigo mismo. Es un chico con buena facha, atractivo, de Orozko, vamos, casi de Bilbao. Consigue una concentración absoluta con la respiración, y parece que eso le permite dirigir a la madrecita donde él quiere, y da pasos pequeños. Aquí casi todos hacen eso. Por eso necesitan toda una vida de sesiones.
Por fin llegó el momento de cerrar la sesión. Eso consiste en ponernos todos en círculo y hablar, contar al menos algo de lo sucedido.
Yo tenía muchísimo interés en todos, pero especialmente en dos jovencitas de veintipocos, a las que yo presuponía una falta de preparación obvia para lo que se iban a encontrar de sopetón.
La francesita (había 3 franceses y un inglés), una preciosidad de esas que estarías mirando una eternidad sin cansarte, estaba la pobre desencajada. Lógico.
La pobre nos contó, traducida por Tristán (un maño que me gustó desde el primer momento que le vi) que había visto la muerte y el infierno, y había conseguido sobrevivir agarrándose al amor de su madre. Tenía otra sesión pagada, pero se fueron sin hacerla.
Esa es otra diferencia que he olvidado mencionar. Todos me dijeron que lo adecuado es hacer viernes y sábado, dos sesiones, dos tomas. Pero por un lado el precio se duplica, de 150 a 300€, y por otro, tenía muchas ganas de ver a mis amigo Paco y familia.
Y luego estaba la otra castellonense, de Onda, para más señas. Más ancha que larga, yo no daba crédito, como los bancos. Y empezó a hablar. "Pues nada, la madrecita me ha llevado a las cloacas, las he visto, y he dicho, bueno, pues habrá que limpiar esto, ¿por donde empiezo?, pues por aquí", y se puso el mono de trabajo, y hala, a limpiar una pequeña zona (que hay mucho curro) de las cloacas, como tan graciosa y críticamente ella las denominó.
Luego todos dijeron algo, algunos no querían hablar, pero se esforzaron en al menos mostrar un apunte, y fue para mí muy enriquecedor al menos oír ese apunte con el que me hice una idea.
Tristán (el maño) dijo algo, justo al contrario de lo que a mí me había dicho la madrecita, cosa que ahora recuerdo, y cuento desordenadamente (vaya mierda de redacción).
A mí la madrecita me dijo que mi falta de concentración había sido la causa de que mi transmisión de sus palabras fuese pobre y sin fuerza, y esa era la razón por la que nadie había acudido a su llamada, cosa que por otra parte a mí me extrañaba muchísimo.
Esa me decía la madrecita que era el principio de mis olvidos: "No presto atención a la mayoría de las cosas", concentro mi atención en las películas y el ajedrez, y las conversaciones con "Mis amigos" y al resto, no le presto atención.
Bueno pues a Tristán le dijo lo contrario. Él estaba preocupado de no acordarse de todo lo que le decía, y la madrecita le dijo que se relajase y lo viviese, sin preocuparse de si lo iba a recordar o no, que ese no era su cometido. Su cometido era vivirlo.
-----------
Al final Diego habló, sentí cosas de las que decía para mí, otras no, pero pensé que a otros les vendría bien.
Luego nos despedimos, y me sentí muy a gusto dando un abrazo tanto a hombres como a mujeres.
Incluso le dí un abrazo a la hermana de Diego, con quien no tuve química ni al final, pero no pasó nada, le di un abrazo de corazón, yo sentí que ella pensaría: "No me lo creo, aunque hayas hablado bien, con esa cara no puedes tener un interior limpio", o puede que nada parecido, no sé. Pero ni un atisbo de rencor, malestar o desasosiego por el desencuentro.
Bajé al tren con los tres franceses en su coche, me despedí con cariño de ellos y la francesita preciosa añadió al abrazo dos besitos que me hicieron dudar si irme a Francia en vez de a Barcelona.
El viaje en tren de Vic a Barcelona, estuvo lleno de paz y sentimientos muy, muy interesantes.
Tenía razón la hermana de Diego, luego te das cuenta de que aunque no hayas entrando en trance la experiencia no es tan estéril como piensas en un principio.
Foto del Grupo:
http://www.facebook.com/photo.php?pid=5894099&l=f753ac64c1&id=670724544
¿Has pensado que quizás vayas a tu experiencia de ayahuasca más sobreexcitado o ansioso que el resto de los participantes y quizás eso te impida "abandonarte" más y concentrarte en la experiencia? No sé, se me ocurre como posible causa, sobre todo porque da la sensación de que en las dos experiencias que has tenido has sido el único (¿ha habido algún otro al que le ha pasado lo mismo?) que ha desconenctado rápido (esta segunda vez bastante más rápido, parece!).
ResponderEliminarPues eso, por intentar ver posibles causas....
O que en el fondo no te apetece enfrentarte a eso tan doloroso y desconectas?
ResponderEliminarLa madrecita dice eso, que soy yo quién le hecho.
ResponderEliminarPero todos me dicen, que simplemente siga intentándolo, no pierda la fé y llegará.
Y esta vez ni me imaginaba que así iba a ser, así que no tenía porque temer eso, o estar ansioso por esa razón. De todas formas, en un mes repito sesión doble (que dicen que es la adecuada), yo al menos perservero.
Mira, Pepiñu, qué quiés te diga: que me troncho. ¿Mierda de redacción? Es espontánea, fresca, llena de vida. Te imagino inmerso en esa escena de telefilm dominguero, con el chamán y toda su parafernalia, y no puedo remediarlo: me meo la risa.
ResponderEliminarCreo que eres inmune a toda suerte de drogas, que a estas alturas de vida el recetario farmacéutico al pleno se te queda soso. Necesitas algo gordo, mu gordo para que te haga efecto. Es como lo mío con los somníferos. Podré entrar en coma por una caja entera de Lorazepán, pero despierta :-)
Me alegro que te hayas divertido. Hasta ahora nadie me ha destacado eso, y la verdad es que si a mí algún pirado, me cuenta algo así, me parto de la risa.
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